Evolución del mercado automotriz.

Breve historia de los vehículos automotores fabricados durante la década de los setentas para el mercado norteamericano.

La posición económica y social de la fuerza de trabajo en relación al ejercicio cotidiano de sus expectativas de desarrollo, crecimiento y progreso de su causa, da cuenta del reconocimiento histórico de las distintas plataformas de vehículos automotores en la Unión Americana durante la primera década de los años 70, donde las zonas agrícolas de los Estados Unidos necesariamente, demandaron unidades pick up y de vehículos utilitarios de uso familiar con características que les diferencian del mercado de los sedanes y compactos, mismos que después de la segunda mitad de los setenta, inundarían el mercado urbano de los Estados Unidos. La personalidad de los utilitarios de esa primera mitad de la década, se distingue por las necesidades propias de los habitantes de los condados y estados donde se comercializaron dicha clase de unidades, de tal forma es así como se entiende que la clasificación de sus plataformas es única y diferenciada. 

El caso de los vehículos compactos y sedanes es distinto, pues las características propias de los centros urbanos tienden a ser similares en la mayoría de las localidades urbanas del mundo, de tal forma que la descripción de sus plataformas tiende a la homogeneidad de las características de sus líneas de producción, tal y como resulta factible tenerlo presente en el caso de los fabricantes de automóviles japoneses comercializados dentro del mercado norteamericano durante esa época. 

La tecnología integrada a la unidades automotrices durante la década de los ochentas.

El recurso capital que supuso la comercialización efectiva de unidades automotrices con tableros integrados con diversas clases de accesorios funcionales a las garantías del confort que podían proveer distintas clases y tipos de unidades automotrices, se circunscribe a la descripción de las diversas carteras de clientes que podían converger en mercados comunes demandantes de unidades automotrices con distintos niveles comerciales de lujo y confort invertidos en los mismos, yendo desde aquellos que no tenían lujo alguno, hasta aquellos que contaban con gran parte de los implementos tecnológicos garantes del confort de la temporada comercial de su tiempo, jugando de paso la existencia de líneas automotrices que ofrecían algunos de los implementos tecnológicos de entre el total de los que podían existir durante su temporada, integrados a su concepto de marca y modelo.

La comercialización del lujo en los vehículos durante la época, da cuenta de la personalidad de sus clientes, mismos que pueden ser residentes de distintas localidades alrededor del mundo. En ese sentido, es como se comprende como en la localidad de Hermosillo, Sonora, México, el lujo que pudo ser comercial según su particular mercadeo de ajuste, es consecuente con el particular potencial y realidad del desarrollo y crecimiento de su infraestructura urbana, carretera y de servicios afín a la de otras localidades del país. Es de esa forma también, como se completa el plano popular del marketing publicitario de distintas marcas fabricantes de automóviles nuevos dirigido a distintas clases y carteras de clientes, dando lugar de ese modo, a que se convenga por mera conclusión propia de dicho sentido común popular, la continuidad del interés comercial capitalizable desde la década de los ochentas hasta la década del 2000.

El mercado automotriz contemporáneo.

Quiénes son los competidores en materia de desarrollo tecnológico que puntean en el mercado automotriz; Quiénes son competidores que puntean el mercado automotriz campestre; Quiénes son los competidores que puntean el mercado automotriz con valores del lujo; y quiénes son los competidores que puntean el mercado automotriz de servicios generales: Son cuestiones que tienen una respuesta juiciosa a criterio de la oferta y la demanda propia de cada región económica del planeta con una gran certidumbre. Dado el panorama antes referido, el mercado se segmenta entre aquellos competidores que tienen capacidad de penetración entre panoramas marginales a dicho escenarios de liderazgo antes referidos; competidores con consolidación en dichos panoramas marginales; competidores con posicionamiento en dichos panoramas marginales; y competidores con capacidad para valer a la colocación en dichos panoramas marginales de nuevas unidades. Un caso ejemplar, para definir lo antes referido, es el del paradigma de la competencia de autos todo terreno en Baja California, México, donde está en juego el prestigio de fabricantes de automóviles de alto desarrollo tecnológico y científico especializados en su particular ramo industrial y comercial, estando plenamente definido cual es el dominio razonable de la identidad de dicha clase de actividad económica.

Dentro de los mercados objetivos del automovilismo, el interés por calcular los detalles del confort y la línea de los autos nuevos, compromete al reconocimiento de las utilidades que rinden aquella clase de vehículos que no necesariamente, estiman la calidad de los valores de la eficiencia y el rendimiento de sus máquinas y equipos, manufacturados con tecnología que va desde el cultivo de la economía y el ahorro de combustible, hasta el dominio temático propio de la máxima potencia y la máxima velocidad de algunas líneas de autos. Dicha clase de escenarios de negocios, puede dar cuenta entonces de las novedades del mercado mundial de automóviles nuevos, cuestión que supone ser determinantes en lo que respecta a las necesidades propias de los mercados cautivos de las localidades que tienen a bien desarrollar a determinados temas del automovilismo en específico, pudiendo ser éste de trabajo, familiar o recreativo.

La envergadura de la demanda agregada por países, obliga a la observación crítica de su particular macroeconomía, dando lugar de ese modo al justo dimensionamiento de su parte en los ramos industriales más grandes por país. En ese sentido, la necesaria integración de la industria automotriz al pleno desarrollo comercial entre las naciones de América del Norte por ejemplo, tiene que ser determinante con respecto la división en distintas clases sociales, mismas que diferencian entre la comercialización, distribución y colocación del parque vehicular en existencia, que se puede considerar dentro de un esquema piramidal de participación financiera, con la siguiente formación estructural según el nivel de ingresos de la población:
  • Coleccionistas de autos de antiguas familias ricas y prominentes por prestigio y carácter aprehensivo de la propiedad privada y la acumulación original del capital.
  • Familias ricas con ingresos económicos cuantiosos dueños de unidades de lujo.
  • Hombres de negocios profesionales triunfantes tratantes de distintas clases de vehículos automotores por intereses crecientes sobre el saldo positivo de su compra y venta.
  • Propietarios de unidades automotores de interés empresarial medio y alto con respecto a su renta fija y variable.
  • Propietarios de unidades automotores de interés familiar.
  • Propietarios de unidades automotores de interés prendario y valor de cambio.
En el caso de la crítica a las tendencias de la cultura del cambio de unidades automotrices entonces, se pueden describir correctamente teniendo por fundamental, el ser consecuente con el criterio de las condiciones físicas y financieras del valor comercial y social de sus partes en un momento determinado a juzgar por su uso regular en un calendario anual. Dichas partes pueden ser por ejemplo: Chasis; tren de impulsión; rines; neumáticos; motor; carrocería; pintura; vestiduras y tableros. En ese sentido, el conocimiento de la correcta utilidad, funcionamiento, prestigio y valor social de las distintas partes de un automóvil, supone tener pleno dominio sobre las características que identifican también a sus faros de niebla, piloto automático, etc. En ese sentido, los detalles y especificaciones técnicas del instrumental de los tableros automotrices de unidades que van de las populares a las impopulares, pueden clasificarse en: utilitarias; funcionalistas; prestigiosas; y juveniles. 

En el mercado de automóviles siempre ha existido diferencias significativas en las unidades tanto rancheras, así como también las urbanas, dando cuenta de sus características adaptables a distintos clases de circunstancias propias de la vida de los clientes, tal y como es el caso de los autos de 4, 5 y dos puertas. Otro caso es de los autos con 4 asientos, 6 asientos y 8 asientos.

La distinción que se puede hacer entre autos sedanes y de línea deportiva da cuenta entonces, del juicio que se tiene sobre la satisfacción que garantiza la demanda de cierta clase de vehículo. Siendo así, el tipo de vehículo se definiría por el tamaño de su motor, transmisión, número de asientos, puertas, quemacocos, equipo de sonido y tipo de ventanas.

En el caso de las diferencias entre los rines de los automóviles por ejemplo, se prevé también cuál es la evaluación y especulación que merece su respectiva demanda como accesorios diferenciados, en circunstancias donde las crisis y las depresiones de valores empresariales (que tienen que ver con los cortes generacionales de la población económicamente activa) se definen por la integridad de los procesos de trabajo que dentro de un determinado escenario laboral compiten por el respaldo de su particular mercado a un nivel de desarrollo de los precios que da razón e identidad a sus títulos, siendo los mismos funcionales y operativos a una cinemática constituyente de una realidad empresarial y de la fuerza de trabajo propia de las instalaciones donde operan, con un grado de desarrollo determinado en relación a su particular modelo de reproducción de capitales a nivel internacional si ese fuera el caso.

Otros recursos de distinción que sirven a la correcta determinación de la operación convencional de distintas clases y tipos de vehículos automotores, son los del estilo del modo crucero para circulación dentro de circuitos y círculos de negocios carreteros rumbo a hacia las distintas salidas de la ciudad; y los del modo ciudad, funcionales a los accionadores normales de los controles de gobierno de un dominio mecánico convencional del parque vehicular local, mismo que tiene por óptimo el tránsito casi exclusivamente dentro de la ciudad, dando a suponer de ese modo, que el carácter propio de los negocios regulares de la conducción automotriz en dichas condiciones de acción y control, tienen que valer a la identidad personificadora de la escenificación apropiada a la cultura civil consecuente con las necesidades propias del quehacer habitual dentro de dicho espacio urbano.

Las últimas revoluciones tecnológicas después de la década del 2010, supusieron que las unidades que producen los distintos fabricantes mundiales compiten en términos de la igualdad de su línea, donde los autos de cuatro puertas sirven a usos urbanos similares. Diferentes son los de 5 puertas que sirven a servicios campestres con más regularidad, máxime en el caso de las camionetas. Las camionetas pick up en ese sentido, presentan la misma noción de competitividad, incluida la diferencia que dicho horizonte de los mercados comunes puede jugar, al marcar la diferencia entre distintas clases de vehículos con respecto su lujo y deportivismo incluidos en los mismos. De ese modo, también el caso de incluir otras características que dan identidad y personalidad exclusiva a cada una de las marcas de los fabricantes, supone que su diferencia estriba en la calidad de su competencia haciendo hincapié en su distinción y evolución en los detalles, tal y cómo sucede con aquellos que resultan ser de los que más impactan directamente en sus precios de ventas a clientes finales.

Los gustos y preferencias del mercado automotriz entonces, distinguen entre las necesidades propias de quienes tienen faenas de campo y sus respectivos escenarios de prestigio frente a quienes sólo cotizan el interés por empatar a dicha clase de prestigio. Otro horizonte de competencia automotriz, es aquel por dar sentido a un dominio de la escena de competencia automotriz que conviene al plano urbano de los automóviles compactos que compiten por el prestigio de su marca yendo de los más caros a los más económicos, ahí donde los más caros necesariamente, son los más prestigiados y los económicos son sólo reconocidos por su línea y diseño. También hay que tener presente el modelo del vehículo para dar cuenta de la calidad de la depreciación de su valor. Otros horizontes de la evolución del parque vehícular son los de las novedades de unidades automotrices de uso recreativo que redundan en la calidad de su colocación, posición, penetración y consolidación en diversas escenas locales y regionales globales, resultando ser éstos la mayor parte de las veces vehículos deportivos, pick ups y vehículos afines. También se puede dar cuenta de las unidades funcionales al frente fuerte de los intereses en el gasto en infraestructura industrial en la región, mismas que resaltan por su calidad como novedades y en ocasiones incluso como ediciones especiales de competencia dentro de los mercados de automóviles nuevos.

Es de resaltarse el caso, de la competencia directa de pick ups de la marca “nissan” de modelos anteriores al 2010 dentro del territorio nacional, misma que da cuenta del tema de las ventas “super calientes” de automóviles en relación al fenómeno familiar de la satisfacción de sus necesidades específicas, según la constitución de los mercados automotrices desde la década del año 2000 a la fecha en México, mismos que están dirigidos a cubrir las expectativas de distintos nichos dentro de dichos mercados clasificados en distintas etapas de desarrollo fisiológico y mental del ciclo de vida humano, cuestión que da por conocidos a los perfiles de consumo de los distintos miembros comunes de los hogares, pudiendo ir éstos desde los que atienden las necesidades propias de la infancia, pasando por los que atienden las necesidades propias de la adolescencia y la juventud, hasta reconocer los que atienden las necesidades propias de la edad adulta y adulta mayor.

Valores de la reconstrucción de autopartes de modelos y líneas de marcas populares.

La cultura de las remanufacturas conveniente a la observación de ajuste de su dinámica industrial adecuada a diversas clases de vanguardias tecnológicas de la mecánica automotriz de distintas marcas de fabricantes, es juiciosa de la calidad de distintas clases y tipos de vehículos, siendo conocidos  en el mejor de los casos, cuales son los pormenores del rendimiento, eficiencia y utilidad de sus particulares líneas automotrices.

La región donde se localiza la ciudad de Hermosillo, Sonora, México, se presta para el desarrollo de una determinada clase de remanufacturas automotrices por causa de la distancia que hay que cubrir de norte a sur del estado, y también rumbo la frontera con el estado de Chihuahua, México, siendo la primera dirección referida, de norte a sur un tramo de más de 600 km, mismo que da lugar a la necesidad de tener que cubrir además de una gran distancia, también a la necesidad de cruzar hacia el territorio de los Estados Unidos. Lo mismo sucede con el gran tramo de territorio inhabitado a cruzar en el segundo caso rumbo al estado de Chihuahua.

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